Maestría en Semiótica Seminario de Semiótica Particular Protocolo X


Maestría en Semiótica
Seminario de Semiótica Particular

Protocolo X

Introducción

El siguiente protocolo está fundamentado principalmente por la propuesta de J. A. Greimas sobre la axiologización y los objetos de valor que desarrolló en el capítulo Un problema de Semiótica Narrativa: los objetos de valor, del libro Del sentido II en la versión española de Esther Diamante.

Para dar a conocer la temática mencionada, en primer lugar, se darán a conocer algunos aspectos que se relacionan con el objeto. Entre estos se encuentran las características, el objeto valor y el objeto ideal. Luego, se expondrá el concepto de junción y la clasificación: junción paradigmática y sintagmática. Después, se darán  a conocer algunos tipos de intercambios de objetos que se desarrollan en el plano de la comunicación. Para algunos temas se mostrará un ejemplo concreto que sentará las bases teóricas. Finalmente, se expondrán algunas conclusiones.

1.     El objeto
1.1  Características

En términos semióticos, el objeto  se caracteriza por tener unas cualidades primarias y unas cualidades secundarias. Las primeras hacen referencia a la sustancia amorfa que lo compone (materialidad). Entre esas se encuentra, por ejemplo, el color, la forma y el material. En la siguiente imagen se evidencia la presencia de un objeto que tiene un determinado color y una forma que permite distinguirlo del fondo.

(Imagen tomada de Internet)








Desde una perspectiva de las cualidades secundarias, esta misma cosa constituiría un sentido para quien lo interpreta. Entonces, se tiene que las formas pentagonales de color negro y blanco que componen esta circunferencia configuran, lo que es denominado por la cultura, un balón de fútbol que se instaura en una práctica deportiva y que conduce a un estilo de vida. Por tanto,  este tipo de cualidades son aquellas dadas por el ser humano al objeto que es un soporte en el que se vierten los valores y que permite una existencia semiótica.

En esta construcción de sentido, los objetos dejan de concebirse como una materialidad presente para convertirse en un ente de figuras que abarca el plano de la expresión y el plano del contenido.

1.1  El objeto de valor
Desde una perspectiva de la Semiótica, se plantea la percepción del ser humano como punto de partida para la realización de acciones concretas en un mundo natural. En este sentido, es a través de los procesos de la mira y la captación que el individuo construye un sistema de valores que le permite orientar su actuación y poner en escena unas competencias que le permitirán hacer y ser mediante los objetos. Por tanto, el objeto deseado no es entonces más que un pretexto, un lugar de vertimiento de los valores, algo ajeno que mediatiza la relación del sujeto consigo mismo. (A. J. Greimas, 1989, pág. 25).

En un recorrido interpretativo y generativo, los objetos de valor permiten al sujeto desarrollar un programa narrativo que le permite hacer y ser, es decir, se configura una existencia semiótica. Por tanto, se infiere que el sujeto mediante los objetos construye su identidad y transforma la realidad.

La construcción de identidad, por ejemplo, se evidencia con el manejo de objetos que realiza  el sujeto en un espacio específico y que contribuyen a la construcción del ser. Así, observar el modo en que se visten los  estudiantes dentro de un aula de clase de la universidad, permite evidenciar unos rasgos identitarios propios de su manera de percibir el mundo y que es acorde a una ideología que plantea una axiologización. 

Por otra parte, la transformación de la realidad, en la que se enfoca el hacer del hombre, se debe gracias a la mediación que establece el sujeto con el objeto para la resolución de un problema. Para esto, se tiene el caso de los bombillos de agua, los cuales fueron elaborados para la obtención de luz en un entorno donde no se tiene acceso a la energía eléctrica. En este sentido, este objeto contribuye a que el entorno sea más iluminado.

Además es necesario aclarar que el sujeto moviliza la acción mediante un objeto, siempre y cuando este último sea objeto de valor para otros, es decir, un objeto tendrá valor para alguien siempre y cuando ya haya sido investido de valor por parte de otros. Es aquí donde surgen los procesos de la comunicación en el que se da la manipulación.

El objeto ideal

Se habla del objeto ideal como aquel que está dado por un valor objetivo que es compartido por una cultura y que constituye un concepto o una idea sobre algo. Este principio resulta interesante y pertinente para el análisis de la publicidad de las grandes multinacionales en la que se trata de objetivar un valor propuesto por ellos mismos.

Por ejemplo, el siguiente afiche publicitario sobre la marca Apple muestra los valores de la originalidad (dada por la multiplicidad de colores ante el tono oscuro del fondo) y de la innovación (dado por el slogan Think different). En este sentido, este texto plantea a una comunidad que los objetos soportes para la comunicación digital entre seres humanos deben ser originales e innovadores. Por tanto, es la empresa Apple la única que fabrica estos artefactos los cuales están dirigidos a personas que les guste pensar diferente y ser creativos.

                                                                            (Imagen tomada de Internet)
Cuando una población utiliza los productos de marca Apple y a lo largo del tiempo comprueban que estos son resistentes, diferentes a otros equipos e innovadores, se genera un valor ideal frente a esa marca[1]. Este valor es dado por la mayoría de las personas que atribuyen a este slogan y nombre un valor positivo y por eso recomiendan los productos de esta empresa.

1.     La junción

Desde la perspectiva de Greimas, la junción se concibe como un término que se usa para designar con un nombre común los dos tipos de funciones constitutivas de los enunciados de estado. (Pág. 39).  En este sentido, este autor plantea que la junción posee  englobados términos contradictorios denominados: conjunción y disjunción.

A lo anterior, este autor plantea el concepto de enunciado de junción que representa un estado narrativo complejo que pone en juego, a lo largo del relato, a dos sujetos orientados hacia un objeto de valor. Es así como se establecen dos tipos de junciones denominadas: la junción paradigmática y la junción sintagmática.

La junción paradigmática corresponde a aquella concomitancia lógica que se da en dos enunciados de conjunción y de disjunción, que afectan a dos sujetos distintos que se interesan por un mismo objeto. Esta es representada de la siguiente manera:



Un ejemplo de este tipo de junción se evidencia en el desalojo. En este sentido, una persona encuentra un terreno y decide construir y vivir sobre este, sin pagar impuestos. Cuando el Gobierno se da cuenta de esta posesión ilegal de tierra, envía a los policías para que desaposesionen a dicha persona. Es así como se evidencia que cuando S1 está conjunto al terreno supone que el S2 está disjunto a este. Luego, cuando un S1 ya no tiene el terreno, implica que S2 si lo tenga. Esto se representa de mejor manera con el siguiente esquema:


A partir del ejemplo anterior, la concomitancia se da en los estados de dos sujetos que a su vez presuponen los estados del otro. Es decir, cuando S1 está conjunto al terreno implica que inmediatamente S2 debe estar disjunto a este.

Por otra parte, Greimas plantea de igual manera una junción sintagmática para nombrar una serie de dos enunciados juntivos que tiene el mismo sujeto y están vinculados por una presuposición simple. Esta es representada de la siguiente manera:



Este tipo de junción se puede ejemplificar cuando una pareja de esposos separados se presentan a un tribunal para saber quién se queda con la custodia de su hijo. En este sentido, lo que interesa aquí, son los estados de un mismo sujeto. Así por ejemplo, el hijo ha vivido con su mamá durante un largo periodo. Sin embargo, cuando se da a conocer el caso al tribunal, este plantea que en términos legales quien gana la custodia del niño es el papá se presentan los siguientes estados:

El S1, la mamá, pasa de estar conjunto a su hijo a estar disjunto a este, gracias a que el juez ha determinado que la custodia del niño la debe tener el padre de este. Por otra parte, los estados del S2, el papá, corresponden: en un primer momento, a estar disjunto a su hijo y en un segundo momento, luego de la decisión del juez, a estar conjunto a su hijo.

1.     El contrato
Según el Diccionario Razonado de la Teoría del lenguaje, el contrato se concibe como el hecho de establecer, de <<contraer>> una relación intersubjetiva que tiene por efecto modificar el estatuto (el ser y/o el parecer) de cada uno de los sujetos participantes. En este sentido, se comprende que a través del contrato es que las personas se relacionan unas con otras, mediante la modalidad del deber,  para que se desarrollen programas narrativos que permitan alcanzar un modo realizado y/o virtual de quienes participan en dicha interacción y que dependen de los programas narrativos desarrollados por cada uno.

Desde una perspectiva sintagmática, Greimas plantea que un solo sujeto puede realizarse de dos modos: reflexivo y transitivo a los que corresponden dos modos de adquisición de los objetos de valor: la apropiación y la atribución. El primero corresponde cuando el sujeto, por sí mismo, trata de adquirir los objetos de valor, y el segundo, cuando estos objetos le son conferidos por otro sujeto.

Para este autor, el modo reflexivo y transitivo también se aplica en la virtualización de un sujeto. Aquí ya no se trata del modo de adquisición de los objetos de valor sino la privación de los valores invertidos en los objetos. Es así como se presentan los modos: la renuncia, cuando es el mismo sujeto que se separa de los valores y la desposesión, cuando es privado de estos a través de otros sujetos.

En un sentido paradigmático, estos diferentes modos plantean relaciones en las que se encuentran los programas narrativos de prueba y don, por un lado, y los programas de adquisición y privación, por el otro. El siguiente esquema representa lo anteriormente expresado:


Adquisición
Privación
Prueba
Apropiación
Desposesión
Don
Atribución
Renuncia

Así, el anterior gráfico representa las relaciones sintagmáticas y paradigmáticas que se evidencian en los contratos[2].  Se puede entonces decir, que desde un modo de prueba, los recorridos que se dan en concomitancia son los de apropiación y desposesión, desde un modo de don, los programas narrativos son los de atribución y renuncia, desde una perspectiva de la adquisición se proyectan los programas de apropiación y atribución, y la privación, en el que se encuentran la desposesión y la renuncia.

Es así como se tiene por ejemplo, el niño que abandona su juguete. En términos sintagmáticos, se observa el desarrollo de un programa de renuncia a un objeto de valor, y desde una perspectiva paradigmática, se evidencia un modo de virtualización correspondiente a la privación de él mismo hacia el juguete, y un programa narrativo de don, fundamentado en que la acción de abandonar del infante, no conduce al sujeto al aumento de sus potencialidades.

2.     Los intercambios de los objetos de valor
Para empezar a hablar sobre la comunicación, es necesario tener en cuenta la relación sintáctica entre sujeto- objeto que producen programas narrativos que conducen a la existencia semiótica. En este sentido, dentro de esas acciones ejecutadas por los sujetos se plantean varios tipos de intercambios de objetos de valor. El primero de ellos lo constituye el don recíproco, en el que se evidencia la relación de dos sujetos orientados a un mismo objeto:

S1àO1
S2àO1

Aquí, el intercambio se da mediante el mismo objeto. Por ejemplo, en contrato que establece el jefe de una empresa y una persona que se postula para un trabajo en dicha institución. El jefe (S1) expresa a aquella mujer (S2) que él la deja entrar a trabajar en su organización siempre y cuando ella le regale el 10% de su sueldo mensual. La realización del contrato es representado por el siguiente gráfico:

En este sentido, se evidencia que en un principio, el jefe estaba conjunto al dinero. Luego, con la contratación de dicha empleada, él está disjunto al dinero. Sin embargo, teniendo en cuenta el trato que él le plantea a la nueva empleada, él vuelve a estar conjunto al dinero. Entonces, se observa que en este tipo de intercambio, el Sujeto tiene un objeto de valor al que decide renunciar y recuperar nuevamente, gracias al contrato establecido con el otro sujeto.
Otro programa narrativo en este eje de la comunicación sujeto- objeto corresponde al intercambio virtual, que plantea la relación entre dos sujetos distintos, cada uno con su respectivo objeto:
S1àO1
S2àO2

En este sentido, el tipo de contrato que se establece es el contrato fiduciario en el que los dos sujetos conocen los valores de los objetos y se establece una relación de confianza. Cuando se realiza el intercambio de objetos, en un sentido más abstracto, un intercambio de valores, cada sujeto en conjunción con dicho valor está realizado con un objeto. Sin embargo, en este intercambio,  existe una virtualización[3], es decir, habiendo adquirido cada uno de ellos un objeto de intercambio, quedarán sin embargo “atraídos” por el objeto al que acaban de renunciar. (A. J. Greimas, 1989, pág. 49). Con lo anterior, se observa que la virtualización del sujeto se da en el querer y por el no poder hacer.

Por ejemplo, cuando una mujer visita un almacén de calzado y decide comprar un par de zapatos. Se observa que el intercambio se hace entre el vendedor quien da ese par de zapatos y recibe el dinero, y la compradora que da ese dinero y recibe aquel calzado. La mujer debe renunciar al dinero para realizar la compra. Este ejemplo se representa en el siguiente esquema:




Sin embargo, al agregar a este ejemplo que los zapatos que compra la mujer se dañan fácilmente, se puede pensar que la mujer empieza a ver un desequilibrio de valores en cuanto el dinero y la calidad del calzado comprado. Es así, como ella queda virtualizada, pues extraña al objeto dinero porque en el intercambio realizado, el objeto zapato no representa un valor equivalente al objeto dado por ella a la compradora.

Otro programa narrativo corresponde al del intercambio realizado que plantea una relación de disjunción que une a cada uno de los sujetos con el objeto renunciado, es decir, una vez anulada toda relación, el valor que compete a S1 deja de ser un valor para S2. Una posible fórmula de intercambio realizado puede ser expresada de la siguiente manera:

F. trans [S1 à (S1        O2)]                  F. trans [S2 à (S2   O1)]

En este tipo de programa narrativo se ubica el intercambio contractual en el que existe un contrato fiduciario y que plantea a los dos sujetos establecer un acuerdo en el que los dos obtienen un objeto de valor distinto y significativo para cada uno de ellos [4].  Por ejemplo, en el juego del Amigo Secreto cuando una persona A decide regalar algo (camisa) pero espera recibir un objeto (perfume) de una persona B. Esto es representado en el siguiente esquema.


En este ejemplo se hace necesario tener en cuenta, posiblemente, que para un sujeto el valor de un objeto depende del valor económico de este. Por tanto, se aspira  dar y recibir un regalo que tenga un valor económico semejante. Esto conducirá a que los dos sujetos que hagan el intercambio se sientan realizados a pesar de haber renunciado a un determinado objeto.

El intercambio contractual realizado puede, también, darse de la siguiente manera: un sujeto A con un objeto de valor que realiza el intercambio con un sujeto B sin perder su objeto de valor. Es el caso de un estudiante que se matricula en una carrera universitaria y cuando se gradúa, considera que lo pagado a lo largo de sus estudios tiene un valor equilibrado con lo aprendido. El siguiente esquema representa el ejemplo mencionado anteriormente:


La ejemplificación anterior demuestra que la institución educativa ha  intercambiado el conocimiento por el objeto dinero del estudiante. Sin embargo, esta no deja de poseer el objeto que representa el saber. Caso contrario ocurre con el educando, quien, cuando realiza el intercambio, inmediatamente queda disjunto de su objeto de valor dinero. De igual manera, se puede plantear que al final del contrato, los dos sujetos estuvieron realizados pues obtuvieron lo que buscaban.

Otro tipo de intercambio contractual corresponde al polémico que plantea a dos sujetos que intercambian objetos de valor, pero al finalizar el contrato, uno de ellos queda virtualizado y otro, realizado.

Para lo anterior, se retoma el ejemplo anterior del estudiante y la institución educativa en el que se da un contrato fiduciario por parte de los dos pero, en este caso, la polémica se da cuando uno de ellos incumple su parte del contrato. Entonces, se podría pensar en el estudiante que considera a la institución educativa como una organización que no le brindó el conocimiento suficiente y por tanto, el dinero dado a esta no es equilibrado con el aprendizaje de él mismo a lo largo de los estudios. Se muestra el siguiente esquema:


En este sentido, el estudiante queda virtualizado, en cuanto no recibir un valor equilibrado del conocimiento respecto al dinero que pagó en la carrera,  y la universidad realizada, pues esta sí logró conseguir el dinero y dar al estudiante el conocimiento.

Conclusión

Desde una perspectiva de la interpretación y generación del discurso en Semiótica, los objetos de valor constituyen formas figurativas que producen la acción del ser humano y que lo hacen interactuar con los demás. Es en esta mediación que el individuo desarrolla una identidad que le permite desenvolverse en su entorno social para transformarlo.

Para la Semiótica, la existencia de un objeto depende de dos tipos de existencia. La primera, la existencia ontológica que se relaciona con el estudio de la materia física y del mundo natural que compone dicho objeto.  Esta es el punto de partida para la generación de significación. Cuando se genera sentido, es necesario que el sujeto se oriente hacia un objeto que es percibido a través de los sentidos y esa percepción junto a esquemas mentales permiten la organización de la información en la cognición del sujeto en el que se dan los recorridos interpretativos y generativos. Así, la existencia semiótica reconoce la existencia ontológica de un objeto gracias a que con el uso del lenguaje se puede dar cuenta de que existe un determinado objeto.

Para los estudiosos de la Semiótica, las prácticas culturales  tienen una organización que es representada por modelos que trabajan la relación del sujeto con un objeto y que permiten el desarrollo de recorridos narrativos en los que se hacen evidentes los sistemas de valores que constituyen formas de vida, que a su vez, ayudan a reorganizar e innovar la cultura.

Referencia Bibliográfica

FONTANILLE, J. (2001). Semiótica del discurso. Lima: Fondo de cultura económica del Perú.
GREIMAS, J. A. (1989). Del sentido II. Madrid: Editorial Credos.
GREIMAS. A.J. Y COURTES. (1990) Diccionario razonado de la teoría del lenguaje, Vol. I: Gredos, Madrid.
---------------------. (1991) Diccionario razonado de la teoría del lenguaje, Vol. II: Gredos, Madrid.
-------------------- . (1988). Por una semiótica didáctica. En Educación y comunicación. Barcelona: Paidos.




[1] El objeto ideal corresponde a un objeto que no tiene un soporte como tal, sino que se trata de objetos que corresponden a dibujos y letras a los que se les atribuye el valor positivo. Es así  como una empresa  no es reconocida por los objetos que vende, es por la marca compuesta por un eslogan y una imagen que la referencia. En este sentido, más que hablar de un objeto concreto se habla de una marca, como en este caso, lo va a ser Apple y que sería ese objeto ideal al que la comunidad le otorga un valor ideal.

[2] Los contratos no siempre implican el intercambio de objetos y valores pero siempre definen el deber entre las partes que interactúan.

[3] El modo de virtualización se puede presentar en uno de los sujetos o en los dos.

[4] En este sentido, para que se cumpla el intercambio realizado es necesario aclarar que los objetos intercambiados deben tener un valor equilibrado para los dos, es decir, que para los sujetos se valore positivamente el objeto que se recibe en el intercambio.

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