Reseña bibliográfica Antropología simbólica y acción educativa (Joan-Carles Mélich)
Reseña
bibliográfica
Antropología simbólica y acción
educativa (Joan-Carles Mélich)*
(Imagen tomada de Internet)
Lo que se
pretende a continuación es presentar una
reseña del libro Antropología simbólica y
acción educativa del filósofo
español Joan-Carles Mélich. En esta
obra, el autor plantea comprender la acción educativa desde un enfoque de la
antropología amplificadora e invita a los investigadores a estudiar los fenómenos
educativos desde esta perspectiva.
La
propuesta de este filósofo se organiza
en tres partes, las cuales se subdividen. La primera de estas, es referida a
los elementos del mundo social que está conformado por los conceptos de mundo,
cultura, símbolo, mito y rito. En este
apartado, el autor propone concebir la acción educativa como una
acción social, cultural y acción simbólica que requiere de un ejercicio interdisciplinar que
se da por aportes de la antropología, la sociología, la literatura y la
filosofía.
Mélich analiza y realiza una crítica a las
Ciencias Sociales porque estas aún conservan características positivistas en
las que se otorga prioridad a las prácticas y poco se requiere la teoría. Este
autor concibe el término conocer como
comprender, construir o fabricar
el mundo. En este sentido, para la
antropología simbólica toda práctica es teoría.
Él
propone que toda antropología estudia la estructura y dinámica de la realidad
humana. De esta manera, la fenomenología
se concibe como un modo de ver, una forma de conocer de otro modo, es una teoría
del conocimiento. Entonces, se define el
mundo de la vida como el mundo
subjetivo, el cual es intersubjetivo. En este sentido, lo intersubjetivo del
mundo natural se entiende por semejantes
con quienes las personas establecen acciones y relaciones.
Este
filósofo español retoma la propuesta de Jurgen Habermas, quien recurre a la categoría del mundo de la vida
para construir su filosofía social. Habermas plantea que todo su análisis se desarrolla
desde la acción comunicativa. Propone
que el mundo es un acervo de patrones de interpretación que son transmitidos culturalmente
y están organizados ligústicamente.
Mélich
resalta la importancia de definir la categoría cultura. Para esto, se remite a
Tylor, quien afirmar que la cultura es una forma de construir y mediar el mundo, y que tiene dos enfoques:
uno interpretativo y otro relacionado con el sentido.
Otra
categoría corresponde al símbolo. En palabras del estudioso español, el
símbolo corresponde al ámbito del
contenido que está enmarcado desde el
plano de las formas. En este sentido, el mundo real está sujeto a lo simbólico,
porque este es construido a través de las formas. En esta idea, Mélich resalta que la finalidad
de la educación es el símbolo. El símbolo es un medio en el que se trata de
descubrir como la acción educativa es una acción simbólica.
El mito es otra categoría que plantea este
filósofo. Al respecto, él afirma que la función del mito es el de ser un
paradigma, un modelo de las acciones y decisiones de los sujetos humanos. Este
supone cuatro funciones antropológicas: función cosmológica, histórica,
sociológica y psicológica. Desde esta perspectiva, la acción educativa poseen
un fundamento mítico en la que la familia y la escuela se construyen sentido
tenido como base el imaginario simbólico y el mito que permite comprender su
dinámica y su función.
De igual manera, se resalta el rito como otra
categoría, se caracteriza por
la repetición de un gesto que tuvo lugar en el origen de la historia.
Todo rito organiza la vida común y marca el tiempo y delimita el espacio desde
la existencia personal y colectiva. En el ámbito educativo, todo rito funciona
a partir de unos elementos: un espacio escénico, en el que cada cosa ocupa una
posición y un lugar, una estructura temporal, corresponde a una sucesión
temporal de etapas y secuencias que fundamentan los ritos, protagonistas,
actores que establecen consenso, una organización simbólica, la cual establece la jerarquía y una eficacia
simbólica, en la que se da la significación.
En
la segunda parte del libro Las formas simbólicas de la acción educativa, el
autor da a conocer algunos símbolos esenciales de la educación mediante
ejemplos de elementos trabajados desde una perspectiva simbólica. Mélich
realiza una crítica a la modernidad y postmodernidad por reducir el símbolo
solamente al signo. En este sentido, los valores sagrados han sido colonizados
por los valores de la técnica, entendida
desde los criterios de eficacia, eficiencia y utilidad.
El
concepto de técnica propuesto por este
autor corresponde al modo de actuar, es la adaptación del medio al sujeto.
Gracias a esta técnica es que se puede entender la cultura como una interpretación.
El hombre es un ser técnico porque construye un mundo simbólico que le da
sentido. La técnica es un juego del lenguaje, es una forma de vida en el que se
dan otras formas de racionalidad: Axiológica, ética, estética o religiosa.
Mélich
plantea que la identidad se construye según lo simbólico. Como mínimo existente
del modo de ser social se encuentran unas órdenes: Institucional, relacional y
físico. El orden institucional se concreta en instituciones como la familia y
la escuela. El segundo, resulta significativo para comprender la interacción
educativa en la que se producen relaciones entre sujetos. La acción educativa
entendida desde este orden es una acción ritual, en el que se da el fenómeno de
la imitación y la envidia, entendida como la lucha por un mismo objeto de
deseo. El tercero, es el orden físico en el que el centro se concibe como el
origen de la historia que le da cohesión y unidad a la comunidad.
En
la tercera parte del libro, se plantea el tema de los rituales de la educación
desde la propuesta de René Girard. Este apartado dará énfasis en los conceptos
de deseo, violencia y sacrificio. En este sentido, el deseo se concibe desde una estructura triangular en
la que participa un objeto, un mediador y un discípulo; como lo esencialmente
imitativo. Para este caso, los sujetos están implicados en una rivalidad
mimética cuyo resultado es la violencia. Mediante el sacrificio es que se logra
recuperar el orden y se alcanza la unidad.
El
autor finaliza afirmando que el rito depende del contexto y los entornos
educativos donde se desarrolle. En este sentido, aquellas comunidades que son
incompetentes para generar ritos, mitos y víctimas pueden desaparecer. Esta
idea la ejemplifica con el mundo azteca.
El libro Antropología simbólica y acción
educativa de Joan-Carles Mélich presenta un nuevo enfoque desde el cual estudiar
la educación. En este planteamiento se
resalta la necesidad que posee la cultura por desarrollar una acción educativa
en la que adquiere valor la construcción de sentido que permite identificar al
hombre como un sujeto simbólico. Se resalta la importancia de la categoría del
mito, entendida como un modelo de vida que debe caracterizar cada cultura. En
este sentido, los investigadores estudian la realidad desde las construcciones
simbólicas que fundamentan el fenómeno social educativo.
En conclusión, la
propuesta de Mélich sobre la acción
educativa brinda bases necesarias para comprender que las personas se mueven en
un mundo de significados y sentidos. Al respecto, la semiótica tratará de
hallar esas modos de vida partiendo de lo ritualizado.
*Reseña elaborada en las clases de la Maestría en Semiótica, Universidad Industrial de Santander, 2013.
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