Reseña bibliográfica La semiosfera I. Semiótica de la cultura y del texto. (Iuri Mijáilovich Lotman)
Reseña
bibliográfica
La semiosfera I. Semiótica de la
cultura y del texto. (Iuri Mijáilovich Lotman)*
Yuly Andrea
Rojas Gamboa
Lo que se
pretende a continuación es presentar una reseña del primer capítulo del libro La
Semiosfera I. Semiótica de la cultura y texto del semiótico ruso Iuri
Mijáilovich Lotman. En esta obra, el autor define el concepto de Semiosfera
desde una perspectiva de la significación, afirmando que este es un espacio
abstracto compuesto por diferentes niveles y metalenguajes en el que transcurren procesos generadores de sentido gracias a los
proceso dialógicos que se dan en este.
Para
fundamentar el anterior planteamiento, Lotman inicia su presentación contextualizando
sobre el objeto de estudio de la semiótica. Él indaga sobre los orígenes de los
aportes dados en este campo y plantea la
existencia de dos enfoques semióticos. Uno de ellos se remonta a Peirce y
Morris, quienes afirman que el signo es el elemento primario de todo sistema
semiótico. Por otra parte, están los trabajos de Sausurre y La Escuela de Praga
quienes toman como fundamento la antinomia entre la lengua y el habla. Sin
embargo, estos dos trabajos tienen algo esencial en común: toman como base el
elemento más simple y todo lo que sigue es considerado desde el punto de vista
de la semejanza con él. Así, en el primer caso,
se analiza el signo aislado cuya secuencia produce los fenómenos
semióticos. En el segundo argumento, se toma en cuenta el acto comunicacional
aislado como elemento y modelo de todo
acto semiótico. En este sentido, I. I. Revzin (1966) propuso que “El objeto de
estudio de la semiótica es cualquier objeto que ceda ante los recursos de la
descripción lingüística”.
Frente a lo
anterior, este semiótico afirma que
tales enfoques se centran en el método inductivo
que plantea ir de lo simple a lo complejo.
Desde esta perspectiva, el objeto asciende de una estructura con elementos
simples y claramente perfilados, a la gradual complicación de los mismos. Por
lo tanto, el objeto complejo se reduce a la suma de objetos simples.
Lotman
expone que las investigaciones semióticas de los últimos veinte años replantean
las ideas anteriores, argumentando que no existen por sí solos y en forma
asilada sistemas precisos y funcionalmente unívocos que funcionen realmente. Estos funcionan estando sumergidos en un continuum semiótico ocupado por
formaciones semióticas de diversos tipos que se hallan en diversos niveles de
organización. Este concepto lo relaciona, por analogía, con el término
propuesto por V. I. Vernadski, llamado noosfera. Este último corresponde a
aquella etapa que está vinculada a la
actividad racional del hombre y que se desarrolla dentro de la biosfera.
Mientras que la noosfera tiene una existencia material y espacial y abarca una
parte del planeta, el espacio de la semiosfera tiene un carácter abstracto
dentro del cual resultan posibles la realización de los procesos comunicativos
y la producción de la nueva información.
Lo anterior
permite a Iuri Lotman afirmar que el universo semiótico es considerado como
un conjunto de distintos textos y
lenguajes cerrados unos con respecto a los
otros. De esta manera, la semiosfera se define como el espacio semiótico
fuera del cual es imposible la existencia misma de la semiosis.
Respecto a
esta definición, Lotman identifica una serie de rasgos distintivos propios de la
semiosfera: el primero de estos corresponde al carácter delimitado. El concepto
de la semiosfera está ligado a determinada homogeneidad e individualidad
semiótica. Ambos conceptos presuponen el carácter delimitado de la semiosfera
respecto del espacio extrasemiótico o alosemiótico que la rodea.
Este autor
plantea que uno de los conceptos fundamentales del carácter determinado es el
de la frontera, concebida esta última como la suma de traductores bilingües a
través de los cuales un texto se reduce a otro lenguaje que se halla fuera de
la semiosfera dada. Desde esta perspectiva, el carácter cerrado de la
semiosfera se manifiesta en que esta no puede estar en contacto con los textos
alosemióticos. Por lo tanto, para que estos adquieran realidad a ella es
indispensable traducirlos a uno de los
lenguajes de su espacio interno.
Con lo
anterior, resulta evidente que el concepto de frontera es correlativo a la
individualidad semiótica. Así, la frontera de la persona como fenómeno de la
semiótica histórico- cultural depende del modo de codificación.
Para este
investigador, la frontera es un concepto que cumple una posición funcional y
estructural que determina la esencia del mecanismo semiótico. En primer lugar,
la función de toda frontera corresponde a limitar la penetración de lo externo
a lo interno, a filtrarlo y elaborarlo adaptativamente. En este sentido, cabe
resaltar que esta función se ejecuta de manera diferente de acuerdo a cada nivel. En el caso de la
semiosfera, la frontera general se interseca con la frontera de los espacios
culturales particulares, uniendo dos esferas de la semiosis. Sin embargo, si se
adquiere una posición de la autoconciencia semiótica a la semiosfera dada,
estas dos se separan. En este sentido, tomar conciencia de sí mismo en el
sentido semiótico cultural, significa tomar conciencia de la propia
contraposición a otras esferas.
Otra
definición que aporta Lotman a su trabajo corresponde a la frontera como un
dominio de procesos semióticos acelerados, los cuales siempre transcurren más
activamente en la periferia de la cultura para de ahí dirigirse a las
estructuras nucleares y desalojarlas. Desde esta perspectiva, la cultura crea no solo su propia
organización interna, sino también su propio tipo de desorganización externa.
Este
semiótico afirma que una segunda característica de la semiosfera corresponde a
la irregularidad semiótica. En este
sentido se debe tomar en cuenta que el
espacio no semiótico, puede resultar el espacio de otra semiosfera. Así pues,
la posición del observador depende de dónde pasa la frontera de una cultura
dada. Esta cuestión se ve complicada por la obligatoria irregularidad como ley
de la organización de la semiosfera. El espacio semiótico se caracteriza por la
presencia de estructuras nucleares con una organización manifiesta que tiende hacia la periferia, en el cual
están sumergidas las estructuras nucleares. Por lo tanto, encima de la
irregularidad del mapa semíotico se construye
el nivel de la unidad de este.
La
irregularidad en un nivel estructural es complementada por la mezcla de los
niveles, en la que no existe jerarquía de lenguajes y de textos. En este
sentido, la no homogeneidad estructural forma reservas de procesos dinámicos, lo
cual es uno de los mecanismos de producción de la nueva información dentro de
la esfera. Esto se debe a que en los sectores de la periferia, las
organizaciones son menos rígidas por lo cual se desarrollan más rápidamente.
Las formaciones semióticas periféricas están representadas por fragmentos de
lenguajes o incluso textos aislados. La reconstrucción de uno de estos
lenguajes a través de la frontera está condicionada a ser dotada de sentido
dando como resultado la creación de un nuevo lenguaje.
En este sentido,
Iuri Lotman expone que la irregularidad
estructural de la organización interna de la semiosfera es determinada debido a
que por ser heterogénea se desarrolla con diferente velocidad en sus diferentes
sectores. Así pues, la semiosfera es atravesada por fronteras internas que especializan
los sectores de la misma, determinando el surgimiento de la nueva información.
En este sentido es necesario resaltar que la diversidad interna de la
semiosfera presupone la integralidad de esta ya que las partes no entran en el
todo como detalles mecánicos, sino como órganos de un organismo.
Por otra
parte, este semiótico ruso propone que la semiosfera muestra la propiedad del
isomorfismo. Así pues, son al mismo tiempo parte del todo y algo semejante a
él. Con esto, el sistema es capaz de convertir un texto en una avalancha de
textos. En el caso de que se tratara de la producción de textos nuevos, el
mecanismo de isomorfismo funciona en el
intercambio entre los participantes, en
los que incluyen relaciones de semejanza y de diferencia. Esto hace posible el
intercambio de mensajes entre los diferentes sistemas y la nada trivial
transformación de los mensajes en los procesos de su traslado.
Otra
característica que resalta este autor de la semiosfera corresponde al carácter
discreto que posee esta. Este rasgo lo define como la posibilidad de hacer
interrupciones en la trasmisión informacional. Por lo tanto, esta capacidad de
entregar información en porciones junto con la propiedad de isomorfismo conforman
los sistemas dialógicos, estos últimos caracterizados por la reciprocidad y la
mutualidad en el intercambio de la información. Con lo anterior, Lotman aclara
que el diálogo precede al lenguaje y lo genera.
Este autor
expone que la semiosfera tiene una profundidad diacrónica que está dotada de un complejo sistema de
memoria compuesta por una regulación interna y una vinculación funcional de las
partes, cuya correlación dinámica forma la conducta del mundo semiótico.
Además, el
desarrollo dinámico de los elementos de la semiosfera está orientado hacia el aumento
de la variedad interna de sí misma, haciendo evidente un principio invariable
que los hace semejantes entre sí. Se trata del principio simetría-asimetría
cuya combinación tiene un carácter estructural que rebasa no sólo los marcos de
la sociedad humana, sino también permite establecer estructuras más generales.
En este sentido, la posibilidad de
diálogo que se da en una semiosfera presupone heterogeneidad lo cual permite
afirmar la existencia del anantiomorfismo o la simetría especular. La ley de la
simetría especular es uno de los principios estructurales básicos de la organización interna del
dispositivo generador de sentido.
Iuri Lotman
concluye su trabajo afirmando que la semiosfera es un espacio que tiene como
base el diálogo que existe entre sus diversos niveles y metalenguajes, lo
cual es el fundamento que requieren
todos los procesos generadores de sentido.
El primer capítulo del
libro La Semiosfera I. Semiótica de la
cultura y texto de Iuri Mijáilovich Lotman es un trabajo investigativo que
brinda grandes aportes al campo de la semiótica. En esta obra se evidencia la
necesidad de delimitar un espacio formado por estructuras y niveles que permita
la organización y recreación de la cultura misma, y sobre la cual el
investigador puede centrar su análisis semiótico. En este sentido, se destaca
la importancia de establecer unas fronteras que permitan definir la semiosfera como
punto de partida para una investigación.
En conclusión, el
trabajo investigativo propuesto por Lotman sobre la Semiosfera brinda bases necesarias
para delimitar los objetos de estudio de la semiótica y de esta manera llevar a
cabo mejores procesos de interpretación de las situaciones significantes.
*Reseña elaborada en las clases de Maestría en Semiótica, Universidad Industrial de Santander, 2013.
*Reseña elaborada en las clases de Maestría en Semiótica, Universidad Industrial de Santander, 2013.
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